Esta entrada consiste en un análisis- desde una óptica como terapeuta – de la película Shame (2011), dirigida por Steve McQueen y protagonizada por Michael Fassbender y Carey Mulligan. Si no has visto la pelicula y quieres hacerlo, no lo leas aún. Lejos de mi intención está desvelar el argumento a quien quiera verla y aún no lo ha hecho.
Shame (2011) es un flime que retrata la cotidianidad íntima de un hombre adicto al sexo. Ejecutivo en una empresa de Madison Aveniue, Brandon, es un arquetipo del hombre de negocios actual, desconectado de su parte emocional, solitario y, por decirlo de alguna manera, aséptico. También meticuloso, aseado, bien vestido y atlético. En algún momento recuerda al protagonista de American Pshyco, con la diferencia, que éste no tiene rasgos psicopáticos en su personalidad. Es un ser sufriente y con algo de empatía. La adicción al sexo se retrata desde el inicio de la película como elemento central para construir una idea del personaje y de su mundo. Este mundo se tambalea cuando entra en escena Sissy, la hermana del protagonista. El rol de Sissy en el film es claramente el de antagonista, pues es el contrapunto de Brandon, desorganizada, sin recursos económicos, artista, basicamente emocional. Su presencia sirve de revulsivo para presentar el dolor y los problemas afectivos de ambos. Durante la narración de la película se puede intuir que algo pasó en la infancia y adolescencia de los protagonistas, en New Jersey, que les marcó y determina la situación límite en la que se desarrollan sus vidas adultas. Nunca hablan de sus progenitores, hay alusiones al hecho de «querer huir» y se insinúa que quedan pendientes muchas conversaciones entre ellos. Hacia el final, en un mensaje de voz de Sissy a su hermano, previo a su intento de suicidio, le dice «Brandon, te necesito, no somos malas personas, sólo venimos de un mal lugar«. El mismo trauma se refleja en ambos, pero con «síntomas» diferentes. Desde una perspectiva de género podemos decir que responden a mandatos sociales designado a hombres y a mujeres. En él, se plasma en la incapacidad para vincularse afectivamente con otras personas, a la par que una necesidad- humana- de hacerlo. En su caso se produce la adicción al sexo, un modo de obtener dosis de contacto humano sin compromiso – a través del consumo de prostitución, porno, y otros servicios sexuales- que le garantiza una satisfacción urgente y cierta sensacion anestesiante del dolor psíquico. Su hermana, como antagonista – y mujer-, tiene una adicción a la dependencia emocional. Al contrario que Brandon, Sissy, necesita vincularse afectivamente con cualquier hombre, y se agarra a ellos de una manera desesperada y humillante.
Evidentemente desde la clínica son casos para abordar de una manera interdisciplinar, pero, parece que habria que ir al origen del problema. ¿Qué ocurrio en New Jersey? ¿Como pueden encajar estos personajes ese hecho en sus vidas? ¿Cómo pueden reconstruir su identidad y elaborar nuevos modelos afectivos con los que vincularse?
A parte de los muchísimos análisis psicológicos que pudieramos formular sobre los personajes, la pelicula es excelente, cinematograficamente hablando. Fotografía perfecta, genera atmósferas frías, vacías, tán asépticas en ocasiones como pretende ser el protagonista. Incluso las escenas del sexo más tórrido lo son. No es fácil generar ese clima teniendo de escenario un Nueva York bullicioso y vibrante. La interpretación es prosigiosa, la de él y la de ella. Muy recomendable.